Bueno, siguiendo mi intento de reavivar este pequeño espacio de la red os dejo una canción relativamente desconocida.
Hace poco, como bien recordarán mi co-blogeros, me agencié en la Fnac un disco de la banda Alcatrazz llamado Disturbing the Peace, en el que el bueno de Graham Bonnet comparte protagonismo con un joven Steve Vai (al que ya se le iba la pinza como se le ha ido desde entonces en cuestión de solos).
El caso es que al principio no me gustó el disco, pero con las escuchas me ha ido enganchando. Es un buen disco de heavy Rock ochentero. Y como muestra un botón: el primer single sacado del disco: God Blessed Video.
El video es una verdadera porquería, pero la canción es muy buena.
A disfrutarla.
domingo, 28 de junio de 2009
Al final del sendero se abre un camino.
Vais a perdonarme pero, a pesar del estado comatoso de nuestro blog, voy a hacer uso de la parcela que me corresponde.
Acabo de volver de Sanlucar y he sentido una necesidad tremenda de recapitular, de hacer memoria de los que han sido, quizá, los dos años más intensos de mi vida. Desde que saliera de casa de mis padres, en Sevilla, allá por el 28 de Septiembre de 2007, he vivido en Almería, Motril y Sanlucar. He pasado de lo más bajo a lo más alto para luego volver a caer. Y levantarme de nuevo, no hay que dudarlo. He querido y me han decepcionado. He sufrido y he gozado. En definitiva: he vivido.
Han sido dos años que me han cambiado. Aunque quizá no sea ese el termino apropiado. Estos dos años me han hecho evolucionar y ahora, al filo de los 30 años, puedo decir que me reconozco mucho más coherente, seguro y confiado de lo que fuí. Quizá menos niño. Más adulto. No lo sé bien. El tiempo lo dirá.
Solo sé que, si han sido dos años de infarto, este último en concreto ha resultado tan satisfactorio en el plano emocional como absolutamente agotador. Es increible como ha cambiado todo en cuestión de meses. Cuando llegué a Sanlucar el 26 de Septiembre de 2008 tenía una vida completamente distinta a la que tengo ahora. Y un miedo atroz ante la incertidumbre. Pero esa incertidumbre que entonces me acosaba ha resultado ser mi mejor aliada, porque gracias a ella he sabido crecer ante la adversidad. No han sido pocos los reveses sufridos desde entonces, pero gracias a ellos ha aprendido mucho.
Y mientras lo hacía he conocido a mucha gente. Algunos sé que seguirán conmigo. Otros no lo tengo claro. Otros no van a hacerlo. Algunos han dejado una huella muy profunda en mi. Incluso me han ayudado, quizá sin saberlo, a levantar la cabeza con orgullo. Otros no han sido tan importantes. O directamente no lo han sido. Pero todos tendrán un rincón en mi memoria por cuanto han aportado a mi vida. Han enriquecido mi existencia con sus peculiaridades.
En fin, que el resultado final esta claro: me siento increiblemente orgulloso de mi mismo. De todo lo que he hecho este año y todo lo que no he querido hacer. Y a sido mucho de ambos. Tanto que ahora me siento agotado. Quizá por eso he vuelto. Para descansar. Para recuperar fuerzas y seguir adelante.
Siento de alguna manera que he terminado un sendero y se abre un camino.
Y estoy deseando descubrir qué me espera.
Mientras tanto me quedo con esta canción que, creo, ilustra muy bien lo que siento.
Acabo de volver de Sanlucar y he sentido una necesidad tremenda de recapitular, de hacer memoria de los que han sido, quizá, los dos años más intensos de mi vida. Desde que saliera de casa de mis padres, en Sevilla, allá por el 28 de Septiembre de 2007, he vivido en Almería, Motril y Sanlucar. He pasado de lo más bajo a lo más alto para luego volver a caer. Y levantarme de nuevo, no hay que dudarlo. He querido y me han decepcionado. He sufrido y he gozado. En definitiva: he vivido.
Han sido dos años que me han cambiado. Aunque quizá no sea ese el termino apropiado. Estos dos años me han hecho evolucionar y ahora, al filo de los 30 años, puedo decir que me reconozco mucho más coherente, seguro y confiado de lo que fuí. Quizá menos niño. Más adulto. No lo sé bien. El tiempo lo dirá.
Solo sé que, si han sido dos años de infarto, este último en concreto ha resultado tan satisfactorio en el plano emocional como absolutamente agotador. Es increible como ha cambiado todo en cuestión de meses. Cuando llegué a Sanlucar el 26 de Septiembre de 2008 tenía una vida completamente distinta a la que tengo ahora. Y un miedo atroz ante la incertidumbre. Pero esa incertidumbre que entonces me acosaba ha resultado ser mi mejor aliada, porque gracias a ella he sabido crecer ante la adversidad. No han sido pocos los reveses sufridos desde entonces, pero gracias a ellos ha aprendido mucho.
Y mientras lo hacía he conocido a mucha gente. Algunos sé que seguirán conmigo. Otros no lo tengo claro. Otros no van a hacerlo. Algunos han dejado una huella muy profunda en mi. Incluso me han ayudado, quizá sin saberlo, a levantar la cabeza con orgullo. Otros no han sido tan importantes. O directamente no lo han sido. Pero todos tendrán un rincón en mi memoria por cuanto han aportado a mi vida. Han enriquecido mi existencia con sus peculiaridades.
En fin, que el resultado final esta claro: me siento increiblemente orgulloso de mi mismo. De todo lo que he hecho este año y todo lo que no he querido hacer. Y a sido mucho de ambos. Tanto que ahora me siento agotado. Quizá por eso he vuelto. Para descansar. Para recuperar fuerzas y seguir adelante.
Siento de alguna manera que he terminado un sendero y se abre un camino.
Y estoy deseando descubrir qué me espera.
Mientras tanto me quedo con esta canción que, creo, ilustra muy bien lo que siento.
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