martes, 28 de diciembre de 2010

El Cipote y el Montecristo.

Y entonces meó sangre...sí, más sangre de la que le cabía en el oriundo y sudoroso saco de sebo que tenía por cuerpo...y quedóse el cabrón dormido arriando pelos de huevo sobre la taza del báter...

2 comentarios:

NvN dijo...

...sí, más sangre que la que le cabía en el oriundo y sudoroso saco de sebo que tenía por cuerpo...

NvN dijo...

...y quedóse el cabrón dormido arriando pelos de huevo sobre la taza del báter...