domingo, 31 de octubre de 2010
Avengers Earth's Mightiest Heroes
Esta es la intro de la nueva serie de los vengadores la que, tras ver 2 episodios, apunta buenas maneras. El grupo que toca la cancion son unos tal Bad City y no suenan nada mal:
Video oficial
¡Avengers Assemble!
sábado, 30 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
THE DARK SIDE OF VADER...THE BLUES!!!. NvN.
jajajajaja GRANDIOSO!!!
Sin palabras.
Descubierto vía Hercomandan (Ángel)...HAIL HAIL!!!
Sin palabras.
Descubierto vía Hercomandan (Ángel)...HAIL HAIL!!!
lunes, 25 de octubre de 2010
Stand by me by Barney Stinson
Del 2º episodio de esta temporada:
Robin por detras esta que no aguanta la risa...
Robin por detras esta que no aguanta la risa...
miércoles, 20 de octubre de 2010
Soy tu vehiculo, baby!
Cancion de Ides of March:
Version del gran Sammy Davis Jr (gustandose a si mismo como no puede ser de otra forma):
Version del gran Sammy Davis Jr (gustandose a si mismo como no puede ser de otra forma):
Tributo a Scorpions (stingers)
Este domingo es el concierto homenaje a los scorpions en la sala q (la entrada seran unos 5 euros que valdrá para una consumicion minima).
Estais avisados.
Estais avisados.
martes, 19 de octubre de 2010
Rubber
Del ultimo festival de Sitges, el neumatico asesino:
"¿Por qué E.T. era de color marrón? Por ningún motivo. ¿Por qué los personajes de La matanza de Texas no van nunca al baño ni se lavan las manos? Por ningún motivo. Con este discurso comienza Rubber, auténtica celebración del “ningún motivo”, en la que un grupo de espectadores con prismáticos contemplan, en medio del desierto de Arizona, las aventuras de un neumático asesino con poderes telequinéticos. Auténtica sensación del pasado festival de Cannes, Rubber rompe los cánones del género y da la vuelta a los mecanismos propios de la ficción. Sujétense fuerte: este neumático viene con ganas de dinamitarlo todo. "
lunes, 18 de octubre de 2010
domingo, 10 de octubre de 2010
La historia del bárbaro que quiso ser hombre.
Ando en estos días leyendo a Borges.
El caso es que en uno de los cuentos que incluye en El Aleph, Historia del Guerrero y de la Cautiva, relata la historia de un guerrero del siglo VI que me ha conmovido intensamente. En un principio pensé que la historia era una fabulación, una invención del autor. Luego, investigando un poco, ha resultado ser cierta, y es aquí cuando no me he resistido a compartirla con vosotros.
El pringao de Trock, dándoselas de intelectual y comprendiendo que, en verdad, no entiende nada de lo que está leyendo.
Veréis. Allá por el siglo VI, cuando ya el Imperio Romano de Occidente era poco menos que un recuerdo, un grupo de guerreros longobardos se adentraron en las tierras de Italia sin más ánimo que el saqueo. Su senda de destrucción los llevó hasta las puertas de Rávena, última capital del defenestrado Imperio Romano. Entre ellos caminaba Droctulft, uno más entre los sanguinarios longobardos, fiel a sus creencias y a su tribu. Sin embargo, cuando Droctfult llegó a las puertas de la ciudad y la contempló en toda su majestuosidad, un cambio tuvo lugar en él.
Algo así debía ser nuestro buen guerrero bárbaro.
Repentinamente, como habiendo experimentado una epifanía, decidió en pleno asedio defender hasta la muerte la ciudad que antes quisiera destruir. Luchó hasta la extenuación y con tanto celo que, cuando cayó, los habitantes de Rávena lo enterraron con honores propios de un héroe.
Rávena, la ciudad que hizo ver la luz a Droctulft y que no visitamos en nuestro periplo italiano.
Ya está. Esta es la historia. No hay más. Seguramente, algunos no dudaréis en tacharlo de traidor. Y, objetivamente hablando, lo era. Pero no es eso lo que resulta emocionante de la historia de Droctulft. Lo que sorprende es que, al intentar comprender aquello que motivó al bárbaro, uno termina por darse cuenta de la verdadera dimensión de su descubrimiento. Droctulft, antes las puertas de Rávena, no se rindió a la belleza de la ciudad. Aquel hombre, hecho a las crueldades de la vida nómada y del saqueo constante, apegado a una visión del mundo limitada a sangre, fuego, madera y barro, descubrió de pronto la magnitud del mundo. Del universo si se quiere. De pronto comprendió que aquella ciudad era obra de una inteligencia que le sobrepasaba y que era un monumento a la grandeza humana, a la amplitud del mundo. Destruir la ciudad era cerrar las puertas a una visión mucho más amplia de la humanidad.
De alguna manera, Droctulft quiso dejar de ser un bárbaro para convertirse en hombre. Eso es lo que emociona de su historia que, a fin de cuentas, como la ciudad, se erige como un reflejo de la verdadera voluntad del ser humano: la de romper las propias cadenas y tratar siempre de ser mejores.
Y ahora, para no aburrirnos, una alegre tonada que viene al pelo. Se despide:
Trock.
sábado, 9 de octubre de 2010
‘¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster?’
Documental sobre Norman Foster que se estrena este fin de semana (aunque en Sevilla me parece que no lo echan en ninguna parte).
viernes, 8 de octubre de 2010
Recordaba lo cutre del repelente de tiburones (que ya era cutre cuando lo veias de pequeño), pero es que la escena manda cojones:
- ¡Menuda sardina!
- ¿Era necesario pasarle el repelente cabeza abajo?
- El "tiburon", que tendra un agujero puesto que tiene una fuga de agua cuando sale del mar, es de una insistencia encomiable a pesar de los golpes de batman y de estar tanto tiempo fuera del agua. Para rematar la faena cuando cae al mar explota...
Que cosas.....
jueves, 7 de octubre de 2010
Historias de la ciudad I. La Neurosis.
A veces camino sin pensar a dónde voy.
En ese periodo de tiempo y espacio enajenado, que no pertenece a nadie ni sirve para nada, me pregunto, ¿a qué huelen las nubes? ¿A qué huelen las cosas que no huelen? Entonces recuerdo que eso es de un anuncio de compresas y que yo, para bien o para
mal, y por uno de esos caprichos del destino, no soy mujer, ni comparto mi día a día con una mujer, por lo que las compresas me importan bastante poco. Que no digo yo que no terminen por importarme cuando, en un momento indeterminado del futuro, mi hija preadolescente se haga mujer. Pero hoy por hoy, no son mi mayor preocupación.
De manera que sigo mi camino y trato de fijar la atención en otras cosas. Un hombre mayor pasa por mi lado y su apariencia, frágil y extraña, atrae mi mirada. Camina encorvado, casi arrastrando a duras penas su frágil cuerpecillo.
Viste ropas anchas que le transmiten cierto aire de abandono. Los ojillos, hundidos en sus cuencas como refugiados en dos cuevas profundas y oscuras, parecen huir quién sabe de qué, perdidos en otros momentos y otros lugares. Ya transmite una sensación de tristeza tan profunda y contagiosa que es inevitable no dejarse ganar por la compasión, no era necesario, visto lo visto, ir a fijarse en el casco de ciclista con el que se cubre la cabeza.
Ese pequeño elemento, totalmente fuera de lugar, añade un punto de absurdo y de locura que convierte algo anecdótico, quizá entrañable, en desolador. Uno no puede evitar pensar en las visicitudes de su vida, en los motivos que le llevaron a cubrirse con un casco de ciclista, quizá al suceso que le hizo perder la cordura y verse sumido para siempre en tan profunda soledad que camina junto a él, pegada a su cuerpo como una sombra.
Imagino a un hombre joven y a una mujer que, por suerte o por desgracia, lo deja demasiado pronto. Imagino hijos fríos y distantes. Imagino un piso pequeño y oscuro. Miles de posibilidades que tienen en común una existencia gris y solitaria. Y un casco de ciclista que resulta ser la única protección posible contra los golpes de la vida.Me pregunto si algún día quizá termine yo caminando con un casco de ciclista en la cabeza y, de pronto, ya no tengo más ganas de caminar sin mirar a dónde voy. Necesito una dirección. Un sentido.
Entonces el anciano se detiene junto a una bicicleta, donde le espera un hombre joven que sostiene la suya propia. El hombre joven lo recibe con cariño, le da un beso y le ayuda a abrir el candado que la sujeta a la farola. Luego lo ayuda a montar y ambos desaparecen lentamente en la distancia.
Y yo me quedo con cara de tonto y una sonrisa en los labios.
Definitivamente, le doy demasiadas vueltas a las cosas.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Devastadoras noticias.
Terribles, horribles noticias para todos los amantes del buen Rock. Steve Lee, cantante de Gotthard, ha muerto en un accidente de moto. Yo todavía ando intentando creerlo. Desde aquí mandamos nuestro pésame a su familia, a sus amigos y a sus compañeros de banda. Sirva esto como homenaje a una de las grandes voces del Hard Rock. Lo echaremos de menos.
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