martes, 4 de noviembre de 2008

Indiana Jones y el tiempo perdido.

Si hay un personaje de ficción que ha marcado mi existencia es, incluso por encima de Spiderman, Henry Jones Junior, Indy para los amigos. Y no solo porque compartamos cierta pasión por la historia (en algún momento de mi carrera inicié un frustrado intento de ser arqueólogo). Para mi, Indiana Jones es el ejemplo del perdedor esforzado, el luchador nato que da la vuelta a su suerte a base de constancia. Al final terminará venciendo, pero lo hace tras haber recibido incontables golpes, haberse roto alguna que otra costilla, posiblemente tras haber sido traicionado por algún amigo y, en general, por intervención de más de una porción de pura y dura suerte. Y es esta humanidad la que lo hace tan accesible y, a priori, tan atractivo como personaje de ficción. Por eso no dudé en comprar su cuarta película (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal) en cuanto se editó en DVD.
Cartel de la película.

Debo decir, tras haberla visto por segunda vez, que me queda una cosa bastante clara: el señor Spielberg no tenía ninguna gana de rodar esta película. Y eso se nota en cada fotograma.
Mutt, Spilberg, Mac, Indy y Marion.
De alguna manera, parece rodada con cierto desafecto. Como un puñetero encargo. Esta desgana lleva a la inclusión (para evitarse costosos gastos de desplazamiento) de efectos generados por ordenador en los que reside el mayor problema de la película. No hablo de algunos detalles sueltos. Hablo de decorados enteros. Maldita sea, hablo de toda una selva e incluso un precipicio junto al que se desarrolla una persecución. La factura de esos fotogramas, fría y distante como solo puede serlo el corazón de una maquina, resta mucha emoción a la acción. Antes parpadeábamos ante la posibilidad de que esas piruetas pudieran ser reales (por ejemplo, toda la lucha contra el tanque en mi favorita de la saga La Última Cruzada), ahora sabemos de sobra que son imposibles.
El otro problema, a mi parecer, reside en el guión. No es que sea malo. Ni tan siquiera el problema es el mcguffin elegido.
La Calavera de Cristal del título.
Es que los veinte años transcurridos no se reflejan adecuadamente. Se nos dejan ver, tan solo, en pequeños detalles. Vale que dobla las camisas a la perfección antes de guardarlas (recordemos que antes las tiraba arrugadas sin más). Vale que hay una escena donde repite diálogos de Henry Jones Senior, su padre. Pero en gran parte han optado por ignorar ese lapso de tiempo y rodar la película como si el personaje siguiera manteniendo ese halo de eterna juventud que lo caracterizaba, de manera que nos quedamos con un héroe demasiado viejo para obviar el tiempo perdido y conseguir que los jóvenes nacidos en el ínterin entre películas se identifiquen con él.
Pero, ¿sabéis qué?
Que les den a esos jóvenes. Yo disfruto la película como un enano. Las peleas son puro Indiana Jones. El personaje sigue siendo igual de humano (algo más sabio y experimentado, las cosas como son) y me gusta comprobar su evolución al contraponerlo a Mutt, o Henry Jones III, su hijo (supongo que, a estas alturas, no desvelo nada importante).
Indy e hijo.
Ahora ya no juega el papel de joven impulsivo y, por lo tanto, no puede evitar parecerse a su padre. Además, el tan comentado asunto de los alienígenas no me importa en absoluto. No solo está muy bien llevado, si no que casa con la concepción original del personaje: en un principio se trató de un homenaje a las películas de serie b de los años 30 y 40 (en las que primaba el toque exótico y sobrenatural), ahora, por cronología interna, es un homenaje a las películas de serie b de los años 50 y 60 (plagadas de alienígenas y errores nucleares). Es un Indy de la era nuclear (como deja patente la, por otro lado, absurda escena del frigorífico), de la Guerra Fría y la paranoia anti comunista.
Indy e hijo en mitad de una manifestación anti comunista.
Yo lo acepto sin problemas.
Que le den a todo el tiempo perdido.

2 comentarios:

Sawwyer dijo...

Pues yo le hecho mas la culpa al comedor de conejos Lucas y a un guion que no termina de funcionar, quitandole protagonismo a los personajes. Las peliculas de indiana siempre han tenido mucha accion pero lo que le diferenciaba del resto de copias posteriores eran unos personajes inolvidables que te hacian involucrarte en esas escenas. Si no consigues eso, la cosa termina en una sucesion de saltos intranscendentes....
Lo de los efectos generados por ordenador quizas sea cierto, pero nos da uno de los mejores momentos de la pelicula: esa marabunta de hormigas.
No se acerca al nivel de las otras pero no esta mal, aunque aun quiero darle un poco de tiempo y visionados para hacer un juicio mejor...

NvN dijo...

Quien no se consuela es porque no quiere...

Kalimaaaaaaa...Kalimaaaaaaaa

Eso ya no volverá...