Canciones desde el fondo del baúl. Whitesnake.

No creo que nadie esté en desacuerdo si digo que, de todos los discos de la Serpiente Blanca, Slide It In es, posiblemente, el más injustamente olvidado.

Vale, no participó nuestro dios Vandenberg en su grabación. Tampoco alcanza la magnificencia más puramente comercial del disco homónimo del año 87, con John Sykes a las guitarras. Pero Slide It In es, por derecho propio, uno de los mejores albumes de la banda inglesa. Quizá, desde mi punto de vista, el más completo. A medio camino entre su vena más bluesera de los 70 y la apoteosis melódica que estaría por venir, se trata de un ejemplo perfecto del más puro Hard Rock. Como digo: influencias blueseras e incluso zeppelianas que redondean un trabajo sensacional.

Y eso que, lo reconozco, durante mucho tiempo me pareció un trabajo menor. En los lejanos días en que descubrí mi afición al Rock, Whitesnake fue una de mis primeras bandas. Y de todos sus discos, este era el que menos llamaba mi atención. Quizá porque no era tan sofisticado como los que vendrían después. No obstante, no hace poco lo he recuperado y, será la madurez, he redescubierto un gran disco. Un tremendo disco, de hecho. Casi un ejemplo de perfección. De los diez temas, al menos tres son clásicos inmortales de la banda (¿alguien dijo Love Ain't No Stranger?), y en el resto encontramos canciones realmente geniales.

Como en todos los grandes discos, sin embargo, también en este hay algo de relleno (2 o 3 canciones hacia el final que deslucen un poco el conjunto), pero en general alcanza un nivel increible. Como prueba, un botón: Give me more time. Quizá una de las canciones con más clase que jamas haya grabado el tito Coverdale. Os dejo con ella y reitero mi reivindicación de esta pedazo de obra de arte del rock'n'roll. Se despide:

TROCK.