Como siempre, las calles están vacías.
Camino entre casas de fachadas blancas bajo el cielo rosado de un limpio atardecer. El viento sopla fresco, demasiado para ser de Mayo, y en el silencio de las callejas parece arrastrar palabras, susurros que no termino de entender. De pronto tengo la sensación de ser observado. Me parece sentir la respiración del pueblo cuando piso sobre los adoquines, casi como si se tratara de un ser con vida propia.
Continúo caminando y subo la cuesta que lleva al punto más alto. En lo alto de una colina, una antigua iglesia domina el valle que se abre al otro lado. Junto a ella hay un mirador, y me asomo a la inmensidad que me rodea. En la lejanía, más allá de verdes praderas y las manchas esporádicas del blanco más profundo que son los demás pueblos de la comarca, puedo distinguir el azul brillante del mar. Me siento en un banco junto a la Iglesia, tratando de disfrutar del silencio. Pero es imposible. Allí arriba, la sensación es aun más apremiante. Ahora el susurro es más intenso. La respiración se agita bajo mis pies. Tengo la desasosegante sensación de que el pueblo trata de decirme algo. Quizás de advertirme. Pero, ¿de qué?
Desde la esquina de la iglesia, de un callejón que hasta el momento me había pasado desapercibido, surge la extraña figura de un hombre. Camina errante, arrastrando los pies con esfuerzo. La mirada perdida no se fija en ninguna parte. Su inquietante presencia resulta un contrasentido en la soledad que me rodea. Es tan delgado que por momentos parece que vaya a quebrarse, y resulta oscuro. Sucio. No es su ropa. Tampoco su cara o el color de su piel. Pero todo en él resulta terriblemente lúgubre.
Entonces recuerdo la historia que, unos días antes, me había relatado Alberto, un compañero.
Anabel es una profesora de Lengua y Literatura que, curiosamente, hace gala de una racionalidad casi científica. Alberto es profesor de Latín. Muy cordial pero cínico y descreido. El viernes por la mañana avisaron a Anabel en el recreo: su padre había ingresado muy grave en el hospital. La muchacha, comprensiblemente compungida, se vio necesitada de alguien que la llevara hasta Málaga, y Alberto, que salía en esos momentos a hacer unos recados, se ofreció. En el coche él trataba de consolarla: tranquila mujer, no te pongas en lo peor, ya verás como no es nada. Tomaron la estrecha carretera que salía del pueblo y, repentinamente, se vieron forzados a parar. En mitad del camino un extraño hombre, que luego él me describió como delgado y sucio, avanzaba directamente hacia ellos. Llevaba la mirada perdida y dos flores en la mano. Alberto tuvo la repentina sensación de estar en presencia de una premonición. Quién sabe si de la Muerte misma. Asumió en silencio que el padre de la chica había fallecido. Asustado arrancó de nuevo, sorteó al extraño, y siguió su camino. Un rato después descubrió que estaba en lo cierto.
“No creía en las premoniciones hasta ese momento”, me dijo con voz temblorosa esa misma tarde.
Ahora, sentado junto a la Iglesia, yo recuerdo su historia con temor. El hombre pasa por mi lado sin mirarme y se pierde calle abajo. Con él se van el viento, la respiración y la sensación de sentirme vigilado. Todo recobra repentinamente una inesperada serenidad.
Y yo, con el ánimo turbado, me pregunto hasta qué punto creo en las premoniciones.
8 comentarios:
Joder Tony, al principio creía que estabas contando alguna de tus círculo-chorradas jajaja
En mi opinión, la historia está bastante más madurada que la del mago. Has mejorado una barbaridad, si no en la historia, sí en la manera de contarla, un salto cualitativo que te debería llenar de orgullo vikingo. Destaco sobre todo el hecho de utilizar con certera maestría escenarios reales y bastante conocidos por tu persona y que no son del todo desconocidos para mí...uuuuuuu, eso agobia chaval jijiji
Mi más sincera enhorabuena por este, corto en su justa medida, relato.
PD: Sigue así, y NO caigas o vuelvas a caer en la tentación Tolkiana de embriagarnos (o de hincharnos los cojones en mi caso) con una descripción interminable e insufrible de situaciones o lugares...
Chaval, la historia es real. Bueno, al menos la mitad de ella. La otra es cuento chino. Lo de mis dos compañeros es real. Me gustó cuando me lo contaron y quería ponerlo en el blog, pero pensé en adornarla un poquito.
En cualquier caso te advierto, mis circulo-chorradas van a seguir llegando. Alguien tiene que aportar la poesía y la reflexión a este blog. Vamos, que alguien tiene que ser el pesado. Y ese soy yo.
Si no os gusta, que os den.
te ha gustao eso de las círculo-chorradas ein??? podrías empezar un nuevo hilo de clásicos con ese nombre...jajajajajaja
Ten cuidao mojón de alberca, no te vayas a cruzar con la parca, pero la de verdá, cuando me veas frente a tí...
Y dile a tus amigos...bueno, no les digas ná, pa qué...un respeto.
Ah, y no te atrevas, no oses, no te columpies...HE DICHO.
Voto por el término circulo-chorradaspara una nueva categoria del rock, la verdad que el prncipio me has vuelto a recordar el Luppi pero esta vez en la pelicula esa del pueblo que iban a cubrir por un pantano, no se si os acordais.
La verdad es que has mejorado un huevo en la narrativa,mas cocisa y clara, me ha gustado como has conseguido la ambientación, la verdad que trasnmitia tela. Enhorabuena camarada.
P.D Vaya con tus colegas, en fin.
El término círculo-chorradas mola un wevo. Me gusta. Yo también voto para convertirlo en una nueva categoría.
Otra cosa, Srocker. ¿En qué cojones te recuerdo a Luppi? Es cierto que últimamente tengo más mala leche. Pero coñe, es que estoy a menos de dos meses del Momento de la Verdad. Estoy que me cago por las patas abajo.
Y lo de mis colegas. Ella no se dio cuenta de nada. Su padre se murió el viernes pasado y bastante tiene con eso. Las pajas mentales son del otro. La circunstancia le impresionó bastante. Cosas del momento y eso. Pero son los dos muy buena gente. Sobre todo ella.
Menos mal que no van a leer esto nunca porque si no creo que me retiran la palabra por siempre jamás. Por lo menos les he cambiado el nombre...
Me ha gustado mucho y la forma de contarlo es perfecta; porque aunque ya me la habías contado me ha gustado volver a ella para leerla de nuevo, sobre todo por como está redactada, y porque así demuestras el talento que tienes, que es mucho amigo. La realidad siempre supera a la ficción.
jajajajaja
er puto luppi, un puñetero inmigrante pampero con ínfulas de galán criollo jajaja
x cierto, me congratula y enorgullece haceros saber q no he visto la peli del pantano, porque tal y como la ha descrito Satanissimo tiene q ser un tostón de proporciones bíblicas jajaja bendita ignorancia, q nos mantiene cautos y a salvo de vosotros los sofistas, manipuladores e instigadores de masas jajaja
Amen a eso hermano. Esperemos nuevas Frikadas Lupianas
Publicar un comentario