Continúo la historia y la termino, aunque eso suponga un post más largo de lo normal:
El caldero rebullía con impertinencia, poco a poco su furia creció hasta hacerse palpable, casi una presencia de probada consistencia. Repentinamente, el agua escapó por los bordes, sabiéndose por encima de cualquier límite físico, y al fin, ante la suspendida respiración del mago, estalló en una columna de hirviente líquido que se precipitó rabiosa contra el techo. Un sobrenatural rugido brotó en la ascensión, helando la sangre del mago y cada molécula contenida en cada aspecto del universo. Porque era un rugido de denuncia y de venganza.
La amenaza de una sentencia y la promesa de un castigo.
Pero aquel castigo, por ahora, debía esperar.
Como el ladrido de un perro encadenado, aquella proclama se reveló poco menos que un eco sin consecuencias y el mago, lejos de contemplarla con sus rastreros ojillos consumidos por el terror ciego, o dejarse caer sobre sus rodillas envuelto en plegarias y súplicas sin dignidad, se revistió de la arrogante seguridad del amo que sujeta la cadena y contempló con prepotencia el triste esfuerzo del destino, el quiero y no puedo con el que trató de revolverse hasta que hacerlo perdió todo su sentido.
Entonces todo se calmó. La furia remitió lentamente y languideció con resignación. El torrente de agua quedó convertido en una columna acompasada a un nuevo y sumiso discurrir. El brillo se atemperó, retirándose como olas de la orilla del mar después de haberlo besado. El mago, triunfante, se relamió con voracidad y esperó su premio con la impaciencia que espoleaba la incertidumbre. ¿Qué forma revestiría su trofeo? ¿Qué forma, al fin y al cabo, tiene el destino?
La columna reverberó como la delicada superficie de un lago calmo y manso, un suave tul de seda contorneándose a los caprichos del viento, coqueteando con todas las formas sin entregarse a ninguna. Su movimiento era caprichoso como el corazón de una mujer enamorada: ahora se contonea sensual, inflamada de deseo, luego se repliega y amansa, temerosa de lo incierto. Por momentos parecía dibujar una forma de inequívocos contornos pero inconsistente como un espejismo o el efecto a contraluz de una sombra juguetona. Entonces parecía otra cosa. Luego se agitaba con burlescos ademanes y el mago, que parecía intuir tintes de sarcástica parodia, dibujaba un gesto de furia e impaciencia. Y al fin, acompasó su contoneo a una cierta sensación de finalidad: la de una forma conocida e inesperada.
Porque el destino, por alguna razón, parecía tener forma de mujer.
Ante los atónitos ojillos de ratero asustado del mago, se reveló, desnuda y dejada de todo pudor, una mujer hermosa. Tan hermosa que su belleza era terrible. Casi sagrada. Y mirarla, un acto de profanación. El pelo enmarañado flotaba como hebras de viento desatado. La figura se deslizaba como la única progresión natural de aquellas ondas de agua. Las manos y las piernas fluctuaban graciosas y sensuales. Los pechos se erguían como guardianes orgullosos de incontables y tentadores secretos. Los ojos, repletos por entero de agua, retenían la conciencia temible de lo insondable. Y los labios, dibujados en una mueca de pecadora inocencia, proclamaban en silencio la promesa de un conocimiento casi infinito.
El mago, vencido sus temores y recelos, aplastados bajo la ardiente evidencia de aquella desnudez atrayente y deslumbrante como la llama de una vela para la polilla, supo que, de alguna manera, aquella figura comprendía la esencia del destino. Y como tal, era suya por derecho.
Los ojos, que habían dejado de huir, planeaban la manera de robar aquellos labios, y el verlos transformarse en una sonrisa tan voluptuosa y despreocupada como el paso mismo de las estaciones, fue todo cuanto necesitaron para decidirse a hacerlo. Con paso lento y decidido se acercó a la mujer y esta se le entregó con la parsimonia con que llegan los días largo tiempo anhelados. Y al fin, cuando el tacto de aquella boca erizó los vellos de su cuerpo, sintió recorrerle la eléctrica sensación de una plenitud casi inabarcable.
Entonces comprendió que había alcanzado su premio.
Toda la inmensidad de lo que fue, es y será penetró en sus venas con la fuerza de una tormenta desatada, recorriéndolas con el paso ardiente de la lava incandescente. El cerebro perdió cualquier referencia al aquí y el ahora cuando el infinito vino a acomodarse en sus recovecos. Y la piel, incapaz de soportar el peso de tantos años, se le ajó y desprendió como hojas muertas en otoño.
Era pura ceniza antes de tocar el suelo y hacerse uno con el tiempo.
La mujer, coqueta, sonrió satisfecha. Se posó con gracia en el suelo, caminó hacia la salida deslizándose con sensual delicadeza, y se marchó olvidando la necedad del mago que quiso dominar al destino sin sospechar que, por ser hombre, el destino siempre le dominaría a él.
Y ya está. Espero que os haya gustado. Prometo no acaparar más tanto espacio del blog para mis desvaríos. Bueno...mejor dicho...no lo prometo. Desvarío demasiado como para intentar controlarme. Y ni siquiera quiero intentarlo. Gracias por la paciencia. Se despide:
TROCK.
5 comentarios:
Gran historia pardiez. Sobre todo el final, nadie como una femme fatal para representar al destino, muy buen simil, soberbio. Ni que de cir tiene que la foto de susodicha mujer no podría encajar mejor en esta historia ha conseguido inflamra mi alma voto a dios.
Lo único es que en ocasiones creo que la prosa esta algo sobrecargada de epítetos a veces dificulta un poco la lectura. Si recuerdas me pasaba algo parecido cuando lei tu historia de los Vampiros, por cierto que todavía recuerdo de esa que bien conseguiste la ambientación y la esencia del personaje. Pero en fin, como te he dicho me ha encantado el final. a ver si podemos seguir disfrutando de tus obras, aunque voto por que también muestres las mas actuales para que podamos ser testigos de tu evolución. Te esta sentando bien el retiro bohemio campestril, ya te estas pareciendo a los grandes joder.
P.D: Ya he contestado el post de la esencia, a ver que os parece.
Tío, eres mi mejor crítico. jajajaja. Lo cierto es que ya me lo has dicho varias veces (lo de la saturación de epitetos) y tienes toda la razón. El año pasado, después de mandarte la historia de los vampiros, conocí a alguien (una historia curiosa, por cierto) y entre otras cosas me dijo: "si quieres escribir prosa, limitate a narrar." Y desde entonces creo que he mejorado de una manera increible. Le di un retoque completo a la historia de los vampiros y ahora estoy super orgulloso de ella. Y lo último que he escrito (la historia de la que te hable ayer) me encanta. Creo que, ahora sí, he alcanzado un nivel más o menos aceptable (y debe ser verdad, ya sabes lo que te conté ayer).
Me ha gustado mucho la historia. Deberías iniciar una novela por entregas, de capítulos cortos acordes con la naturaleza del blog. Sin darte cuenta puede que cuando acabes tengas una novela que publicar; es lo único que te falta, porque el talento ya lo tienes. Yo creo que iniciaré una también en mi blog.
Gran historia digo yo, original y cuidada, una tragedia desencadenada irremisiblemente por la osadía del hombre...pero aonde coño vas viejo de los cohone???, salío, guarro..jajaja
Algunos pasajes serán para nuestra historia:
"El mago creía poder dominar al destino sin comprender que, por ser hombre, el destino siempre lo dominaría a él."
"...y se marchó olvidando la necedad del mago que quiso dominar al destino sin sospechar que, por ser hombre, el destino siempre le dominaría a él."
Con estos dos, creo que resumes con despiada y magistral venganza la triste historia del fauno que somos siempre al servicio de las musas, crueles e implacables musas...
Aaay!!!, si el gran Cebrían nos deleitara aún con su presencia entre los mortales, seguro que podrías enviarle algunos de tus relatos para que, como sólo él sabía hacerlo, nos transportara a ese mundo de frenesí, recelo y fantasía nacido de tu enferma y genial raíz, bravo chaval !!!.
Aunque tengo la impresión de que tu nueva versión contendrá dos o tres párrafos menos...jijiji(No more epithets saturation please, no more !!!)
Os doy las gracias por los halagos y acepto las críticas. De todas formas, quiero dejar claro que esta historia es anterior a que me tomara en serio esto de las letras. Es incluso anterior a que naciera este blog (recuerdo escribirla en el tren, viajando desde Granada a Sevilla cuando vivía en Motril). Todavía no me había mudado a Salobreña. Es curioso como cambian las cosas es tan poco tiempo... Bueno, el caso es que mi estilo ha variado bastante desde entonces. Para un ejemplo no significativo ver el post titulado: "Y dale con la esencia."
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