El caso es que tras una agradable soirée (las clases de tito Sawyer no han caído en saco roto) que terminó al filo del amanecer y una comida posterior en Killthecañas, no se me ocurrió nada más inteligente, cansado y resacoso como estaba, que satisfacer la avidez de historias fantásticas y aventureras propia de mi organismo (y que mi pareja aguanta de manera estoica) tragándome la última película de la momia, “La tumba del Emperador Dragón”.
Y qué puedo decir.
Quizá fuera la resaca, como ya he dicho. Quizá mi cerebro estaba a medio gas y, por tanto, el esfuerzo de apreciar los altos valores artísticos y estéticos de una obra maestra le resultó a todas luces una tarea titánica. O quizá, simplemente, la película es una chorrada de proporciones bíblicas.
Casi puedo oir a Jesucristo proclamar: ¡Bienaventurados los que soportaron la tercera parte de la momia porque de ellos será el reino de los cielos!
Pero no creáis que no me sentí decepcionado. Yo fui de los que, durante la larga ausencia de películas de Indy, encontró en Rick O’Conell y su familia un sustitutivo bastante eficaz. Sin contar ese monumento a la ineptitud que es “El Rey Escorpión”, el resto de películas de la saga eran aventuras de un ritmo trepidante, fantasía desbordante, guiones bien hilados y, sobre todo, personajes carismáticos y perfectamente desarrollados. Y es que, la principal diferencia entre el cine de acción y el de aventuras es esa: este último, para estar bien hecho, debe basarse principalmente en sus personajes.
Eso, principalmente, es lo que falla en esta película. Si el personaje de Brendan Freiser resultaba antes encantador, ahora ni tan siquiera puedo decir qué me parece porque sus frases son tan escasas como la lógica existente en el hecho de que 20 años después parezca tener la misma edad. En anteriores entregas, el personaje de Rachel Weistz me enamoró perdidamente, y ahora, sin embargo, Maria Bello no consigue hacerle justicia con una actuación tan chirriante y desafortunada como el entorno creado para ella (eso de que ahora sea escritora de éxito no se lo cree nadie, simplemente no pega con el personaje). Además, su papel es incoherente: lo mismo es una mujer ávida de aventuras, que no se preocupa por no saber nada de su hijo universitario (que, por cierto, es casi de la misma edad que sus padres), que resulta ser una madre sobreprotectora que se alarma al saber que este haya mantenido relaciones sexuales.
Pero además de los personajes, la película tiene otros defectos: una dirección ridícula y totalmente infantil de la que carecían las anteriores entregas, penosos efectos especiales, o piruetas de guión tan estúpidas y oportunas como que, porque sí, todos los personajes se encuentren casualmente en Shangai por una razón u otra.
En fin, que no sé si fue la resaca o que la peli es una verdadera cagada, pero ni la recomiendo ni pienso darle otra oportunidad hasta que la programen dentro de muchos años como distracción entre los anuncios de Antena 3 o de la Primera.
Además cometen un fallo que no pienso perdonarles: ¿desde cuando una figura de terracota es una momia? ¿Saben a caso lo que es una momia? Las otras películas, al menos, estaban más o menos bien documentadas: por cronología, debe coincidir con la guerra civil entre el Kuomitang y el Partido Comunista de Mao, hubiera estado bien ver algo de eso.
Vale, vale, eso solo me importa a mi. Es lo que tienen los días de resaca. Lo vuelven a uno pedante. No me lo tengais muy en cuenta.
2 comentarios:
El villano mas desaprovechado de la historia es Dart Muaul. A mi me falto presencia de Brendan Fraiser y me intereso mas la parte que no tiene nada que ver con los protagonistas de las otras momias... Los efectos especiales no estan tan mal, aunque los de las anteriores peliculas sorprendian por su originalidad.
Pedazo de peli donde las haya....aunque aún no la haya visto, jajaja
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